sábado, 10 de diciembre de 2011

Sailor Moon y Los Star Warriors; Capítulo 0.19



Sailor Moon
y
Los Star Warriors
Los Star Warriors Evolution, Episodio Especial.
Capítulo 0.- Dimensión “S”.
S.C. 0.19.- Tokio.
— ¡No puede ser! ¡Se me ha hecho tarde otra vez!
— ¡Te dije que te levantaras más temprano! Protestó Luna, que iba corriendo atrás de Serena rumbo a la escuela.
— ¡Ya deja de molestarme Luna! Sabes bien que me encanta dormir. Necesito protestar ante el que decidió que los días empezaran tan temprano.
—“Al que madruga, Dios le ayuda”, Serena. Ya deberías saberlo. Además, saliste corriendo tan rápido que olvidaste tu almuerzo. Aquí lo traigo.
Serena detuvo su camino y miró con agradecimiento a Luna, mientras le desataba el recipiente que contenía su almuerzo.
—Bueno, sabes que también me encanta comer. Como de todas formas voy a estar castigada no creo que haya problema en que me coma ese almuerzo de una vez.
—Serena, no deberías hacer eso, tendrás hambre más tarde… ¡SERENA! ¡CUIDADO!
No se había dado cuenta. Por ir distraída comiendo, Serena bajó descuidadamente la acera, y estuvo a punto de ser arrollada por dos veloces limusinas que iban pasando en ese momento. De no ser por las advertencias de Luna, hubiera ocurrido algo terrible.
— ¡Serena! —la voz de Rei distrajo la atención de Serena apartándola por un momento del susto que acababa de pasar. — ¡Se supone que eres la reina del futuro, no la futura alfombra del palacio!
— ¡No me molestes Rei! Estaba comiendo el delicioso almuerzo que me hizo mi mamá.
—Eres el colmo, Serena. Otra vez vas tarde para la escuela.
—Yo traté de levantarla temprano, —dijo Luna, —pero sabes que esa es una tarea casi imposible.
—Solo quisiera saber, ¿De dónde salieron esas limusinas? —Reflexionó Serena. —No es común ver vehículos tan lujosos y tan veloces por estos lados de la ciudad.
Y las tres voltearon a ver en dirección a donde aún se podían distinguir los veloces vehículos de lujo.
———— O ————
—Así que es ella. —Dijo Ralph conteniendo la risa al mirar por la ventana de la limusina. —Tienen razón, parece muy boba y no luce como una gran guerrera. Luis, ¿estás seguro de eso del Guardián Supremo?
—Ya te dije que es solo una teoría, Ralph, no la he podido comprobar. Aún así, a lo mejor me equivoco, y debemos enfocarnos más en las otras dos teorías. Pero eso lo sabremos cuando “Él” dé el primer golpe.
—Pues a mí ya me da curiosidad no haber visto esa caricatura. —Completó Ana. —No me puedo imaginar cómo una niña miedosa y chillona pudo transformarse en una guerrera tan poderosa como dicen ustedes.
—Ya podrás darte una idea, Ana. Solo esperemos que cuando lleguemos al hotel Alannan y Jennifer ya hayan hecho su trabajo.
Luis miró detenidamente a sus compañeros de viaje. Con Alannan y Jennifer viajando en el tiempo, los 14 restantes se habían distribuido en las dos limusinas. Con Luis viajaban Alejandra, Ralph, Ana, Anthony, Linda y Eni, mientras que el resto iba en el otro vehículo.
Siguieron un largo tramo por la misma avenida y luego entraron a una de las arterias principales de Tokio. Después de un par de minutos llegaron al Hotel Plaza, uno de los más importantes en Japón. Luis y sus acompañantes bajaron de su vehículo, mientras que del otro bajaron Kisaír, Karla, Ruy, Robert, Adrián, y Richie. Laisha permaneció dentro de la limusina esperando las indicaciones de su hermano. Estuviera o no hecho el trabajo de Alannan y Jennifer, aún podrían surgir problemas, y Laisha se encargaría de solucionarlos si se daba el caso. Luis avanzó al frente de sus compañeros, y entraron juntos al hotel. Sin embargo, no se dirigieron directamente a la recepción, sino que Luis decidió permanecer en el vestíbulo. Allí aguardaron un par de minutos. Algunos, como Robert o Adrián, comenzaban a desesperarse, pero no tardaron en recibir la señal que Luis esperaba. Su evolutor destelló y por unos segundos cambió a color rojo, lo que significaba que se había dado un cambio en la línea de evolución y del tiempo. Solo esperaba que “Él” no lo hubiera notado también; su esperanza y confianza se centraba en que, por ahora, no había dado señales de haber vuelto a esta dimensión, por lo que la alteración no debió llegar hasta él.
En cuanto el evolutor regresó a ser azul Luis se dirigió a la recepción.
—Buenos días. —Saludó él en un japonés perfecto y fluido. —Mis compañeros y yo venimos de América, tenemos una reservación.
— ¡Claro que sí, joven! —Saludó la recepcionista. —Permítame su identificación.
Luis metió la mano en el bolsillo y sujetó a TANIA. Haciendo uso de sus poderes se las ingenió para transformarla y que tomara la apariencia de una credencial de identificación. Entonces se la entregó a la empleada del mostrador. Ella consultó en su computadora.
—Lo siento, señor… Goldstar. Pero no veo su nombre en la lista.
Luis sabía que esto podía pasar. Las ondas de tiempo solían tardar en surtir efecto. Sin embargo decidió probar una vez más con su suerte
— ¿Podría revisar de nuevo? Por favor… tal vez verificando la ortografía de mi apellido.
— ¡Será un placer! —Respondió la chica, deslumbrada por los ojos oscuros y el encanto natural del extranjero.
Mientras la recepcionista volvía a teclear el nombre de Luis, éste miraba impaciente con su visión computarizada. Él podía ver la imagen de la “Estrella del Tiempo” como una marca de agua en una esquina de su rango visual. La chica terminó de teclear. Justo en ese momento todos sintieron un escalofrío. La imagen de la estrella del tiempo en la visión de Luis se solidificó, sus colores de avivaron y luego desapareció. Era la señal, la onda de tiempo ya había llegado.
— ¡Valla! Al parecer me equivoqué, Señor Goldstar. Efectivamente está reservada la Suite presidencial para usted y otras 15 personas. Estamos hablando de todo el piso, prácticamente… ¡Oh, por Dios! ¡GOLDSTAR! ¿Es usted…?
—Solo le agradecería que no hablara tan alto, por favor —rogó Luis, mostrándose bastante comprometido por la efusividad de la chica, a la vez que sonreía para sus adentros al comprobar el, como siempre, excelente trabajo que habían hecho sus centinelas —. Mis compañeros y yo estamos de vacaciones, no quisiéramos llamar la atención de la prensa o de los curiosos.
— ¡Por supuesto, señor Goldstar! Es que esto es como un sueño… ¡No lo puedo creer! —Trató de controlarse y concentrarse en su trabajo. — ¡Todo listo…! Sólo… Bueno, no quisiera causarle ninguna complicación… pero la reservación se hizo por internet, y para confirmarla se necesita la firma de alguien que sea mayor de edad… Según su identificación, usted tan sólo tiene 16 años, ¿No es así?
— ¡Eso no es ningún problema! —Sonrió Luis guiñándole el ojo. —Permítame felicitarla y agradecerle por hacer un trabajo impecable… en cuanto a la firma… Mi madre espera en la limusina, a la entrada del hotel. No debe tardar, de hecho…
Luis giró la cabeza y lo comprobó. Atravesando el umbral de la puerta de entrada al hotel venía la señora Alejandra Goldstar acompañada de su hija Jennifer y el novio de esta, Alannan. Los tres avanzaron hasta encontrarse con Luis.
— ¿Todo bien, chicos? —Preguntó la señora.
—Todo bien, mamá. Nada más hace falta que firmes y tendremos nuestra estancia sin problemas durante el resto de nuestro viaje.
—Bueno, entonces démonos prisa. Tengo que regresar a la empresa cuanto antes. Solo espero que tú y tus hermanas se puedan hacer cargo desde ahora. —Miró a Luis con ojos severos y esperó a que éste asintiera. —Señorita, soy Alejandra Raider de Goldstar. Dígame lo que falta para que inicien las vacaciones de mis hijos y sus amigos.
La chica de la recepción salió de su estado de shock (causado por la impresión de ver de frente a semejante personalidad) y le indicó a la Señora Goldstar dónde debía firmar. Seguido de eso, la señora Goldstar insistió en acompañar a los muchachos hasta sus habitaciones. No dejó de llamarle la atención a todo el personal que estuvo a cargo de esta recepción, el hecho de que nadie de estas personalidades llevara equipaje consigo. Cuando la recepcionista preguntó, la señora Goldstar le respondió que: “Una de las cosas por las que menos se tienen que preocupar Los Goldstar, es por el equipaje”.
El Botones acompañó a la Señora Goldstar junto con los 15 adolescentes hasta la suite presidencial, la cual comunicaba perfectamente 8 habitaciones individuales en las que se instalarían los jóvenes.
Una vez solos, la señora Goldstar se relajó, y se permitió una transformación sorprendente, revelando que todo el tiempo se había tratado de Laisha, disfrazada por un poder de transmutación que compartían todos los Star Warriors Evolution.
—Ok, ya estamos en la tierra, ya estamos en Tokio… —Recapituló Richie. — ¿Ahora cómo le vamos a hacer para acercarnos a las Sailor Scouts?


Continuará…

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En el Siguiente sub-capítulo:
Finalmente llegó la hora de las últimas explicaciones que tiene que dar Luis. Gracias a eso, Anthony podrá expresar la idea que tiene en mente y será tan grandiosa que la imaginación de todos se disparará permitiéndoles aportar y opinar, hasta que finalmente estén todos los ingredientes que se necesitan para hornear este delicioso pastel.

SM&SW-0.20: La idea de Anthony.

¡Bravo, Eni! No se requiere tanto valor para luchar contra monstruos capaces de destruir planetas, como para exponer a tu enamorado a las garras de una posible rival de amores.

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