Sailor Moon
y
y
Los
Star Warriors
Los Star Warriors
Evolution, Episodio Especial.
Capítulo 0.- Dimensión “S”.
S.C. 0.29 – El lago Motosu-ko.
Capítulo 0.- Dimensión “S”.
S.C. 0.29 – El lago Motosu-ko.
Haruka y Mishiro
estaban exhaustas después de un largo viaje. El espejo de Mishiro las había
guiado en dirección al monte Fuji, pero al irse acercando las hizo girar su
camino rumbo al lago Yamanaka. Allí descansaron un día e hicieron varias
preguntas sobre lo que estaban buscando. Al día siguiente viajaron más al
norte, hasta las ciudades de Fujiyoshida y Fujikawaguchiko. Allí tuvieron
respuestas muy interesantes. Al parecer muchas personas habían venido huyendo
desde el lago Motosu-ko y el poblado de Narusawa. El espejo confirmó las
declaraciones de las personas, así que, después de dos días de indagar por la
ciudad, partieron rumbo a Narusawa.
Al llegar al pueblo
lo encontraron casi desierto. A simple vista podrían asegurar que, como máximo,
estaba sólo la mitad de la población. Un aura maligna se podía sentir por todo
el lugar. Recorrieron el pueblo y localizaron un hotel abierto para pasar la
noche.
— ¿Qué tienes,
Haruka? Te ves tensa.
Haruka respiró sin
apartar la mirada de la ventana. Hizo un esfuerzo por relajar los músculos
antes de responderle a Mishiro.
—No me gusta cómo
está pintando la situación. —Explicó. —Tanta gente no pudo abandonar así como
así sus hogares y negocios. Mucho me temo que estemos a punto de enfrentarnos a
algo que no esté a nuestra altura, sino muy por encima de nosotras.
—Yo también estoy
preocupada —Mishiro se acercó hasta Haruka y la abrazó por la espalda. —Pero
deberíamos aprovechar este viaje y el hecho de que nos encontremos solas.
— ¿Tienes ganas de
hacer algo divertido? —Respondió Haruka mirándola por encima del hombro. —Será
difícil con tantos negocios cerrados.
Salieron a la calle
y, tal como habían supuesto, no encontraron ningún negocio abierto. Se podía
decir que de noche parecía mucho más tenebroso que de día, mucho más vacío.
Estacionaron el auto
a la orilla de la carretera, donde podían disfrutar de un maravilloso paisaje
nocturno en medio de todo el terror que se vivía.
—He detectado algo
con mi espejo, —confesó Mishiro. Haruka la miró extrañada por lo que podía
esperar de esa declaración. —Ha habido movimientos en el espacio. Algo
diferente a lo que estamos siguiendo, pero que al mismo tiempo no es nuevo para
nosotras.
— ¿Qué quieres
decir?
—Que hubo una fuerte
actividad reciente en el centro de la galaxia, y poco después en uno de sus
extremos. Aunque estaban rodeadas por esa energía del bien que sentimos hace
unos días, las presencias más poderosas que percibí me resultan muy familiares.
—Eso debe significar
que Sailor Galaxia y aquellas chicas también deben saber lo que ocurre. Deben
estar intentando algún movimiento. —Conjeturó Haruka.
— ¿Crees que sea
bueno que regresen las Sailor Star Lights o Sailor Galaxia? Quiero decir…
recuerda que no nos llevábamos muy bien con ellas… ¿Y qué podemos esperar de
Sailor Galaxia?
—Bueno, las Sailor
Star Lights se ganaron nuestra confianza cuando lucharon por proteger a nuestra
princesa. En cuanto a Sailor Galaxia… si ella llega a venir aquí… tendremos que
averiguar cuáles son sus intenciones. De cualquier forma, en este momento, y
según parece, necesitaremos toda la ayuda posible.
————
O ————
Al día siguiente
desayunaron en el restaurant del hotel y luego fueron a recorrer la ciudad.
Pronto llegaron a un mercado y entraron para ver como si se tratara de simples
turistas. Cuando estuvieron frente a un puesto de antigüedades creyeron que era
el momento oportuno para indagar.
— ¿Quedará aún mucho
camino para llegar al lago Motosu-ko? —preguntó Haruka, y aunque ya esperaban
la reacción de la gente, no dejó de sorprenderles.
Empezando por un
gran golpe de silencio que invadió todo el lugar, seguido de un par de miradas
acusadoras que atravesaban a las chicas como espadas de hielo, la gente se
apuró, en el mismo silencio, a recoger su mercancía de forma discreta hasta
desaparecer del mercado lo más rápido posible. De pronto, Haruka y Mishiro
estaban en un lugar completamente desierto y aterrador. Solas… Bueno, casi
solas… sólo una mujer anciana con un gran costal a cuestas permaneció
observando a las chicas con detenimiento.
—Parece ser,
señoritas, que no aprecian sus propias vidas.
— ¿A qué se refiere,
señora? —Preguntó Haruka con evidente confusión.
— ¡Nadie va al lago
Motosu-ko! No en estos días. A menos que deseé desesperadamente la muerte.
Haruka y Mishiro
voltearon a verse mutuamente. Tenían en los ojos una mezcla entre miedo,
confusión y satisfacción de que posiblemente ya habían encontrado lo que venían
a buscar. Entonces Mishiro se dirigió a la mujer.
— ¿Qué quiere decir,
señora? ¿Qué está pasando en el lago?
—Hace poco más de
una semana… casi dos… cayó del cielo la más terrible sombra de maldad que nadie
haya imaginado. Tal vez no hubiese sido algo que nos perjudicara, ya que calló
en el océano, muy lejos de cualquier persona. Pero aquella sombra, junto con
toda su estela, se abrió paso a través de las entrañas de la tierra para llegar
hasta nuestro querido lago. Ahora todo está infestado. La maldad llena el aire
como la bruma y asfixia como el vapor. Pocos lograron escapar. La terrible
sombra y sus horrendas criaturas mataron a muchos. Algunos quisieron volver
para enfrentarlo, pero fueron aún menos los que volvieron, totalmente
enloquecidos. Sólo decían incoherencias. Se les ha escuchado decir que aquella
sombra… se trata del Verdadero Rostro del Mal.
Un aire frío
recorrió las venas de las chicas y cada una buscó seguridad en la mirada de la
otra. Y cuando volvieron la vista para buscar a la mujer, ésta había
desaparecido.
—Ahora podemos estar
seguras de que es allí a donde tenemos que ir. —Aseguró Haruka.
— ¿Crees que sea
prudente? —Quiso saber Mishiro. — ¿No deberíamos…? No sé… ¿Tratar de contactar
a Setzuna y a Hotaru, o a las chicas? ¿O esperar por si de verdad van a venir
aquellas chicas?
—Es demasiado
arriesgado… esperarse o poner en peligro a las demás, sin saber primero a qué
nos enfrentamos, no tiene sentido. Pero no te preocupes, seremos prudentes.
Procuraremos sólo observar. Si tenemos que enfrentar algún enemigo nos
aseguraremos de no morir sin permitir que las otras sepan que están en riesgo.
Mishiro asintió.
Entonces tomó la mano de Haruka y juntas regresaron al automóvil deportivo para
continuar con su viaje.
————
O ————
El lago Nikko-Shi
mostraba un aspecto desolador. Aquellas aguas, antaño azules y brillantes,
ahora eran negras y sucias. El viento no producía olas, y el aire olía a muerte
y a carne putrefacta. En algunos lugares cercanos a las orillas se podían
distinguir los restos de algunas casas y chozas destruidas, y no precisamente
por las fuerzas de la naturaleza.
El auto deportivo
recorrió trabajosamente el camino destruido, el cual, a pesar del asfalto,
pronto terminó reducido a algo menos que terracería. Pronto se hizo visible una
construcción que desencajaba completamente con el paisaje… lejos del camino que
el auto seguía, e internado en alguno de los lugares más inaccesibles del
litoral del lago, un magnífico, aunque ruinoso castillo estilo Inglés de la
edad media. Con una excavación alrededor rellena con el agua del lago para
formar un foso, sobre el cual se tendían los restos de un destartalado y
astillado puente levadizo, la monumental construcción de piedra parecía
desmoronarse como si fuese de arena.
Haruka estacionó el
auto a un costado de lo que quedaba de la carretera, y continuaron el resto del
camino hacia el castillo a pie. Mishiro se estremeció, porque mientras más
avanzaban, más intensa se hacía la sensación de maldad que invadía el ambiente.
Y no se diga del olor, rancio y putrefacto. Pronto se hicieron visibles los
restos de plantas y animales destrozados y medio devorados. Incluso llegaron a
encontrarse con restos humanos. Las visiones eran horribles. Llegaron hasta el
castillo sorteando los peligros que el mismo estado físico del lugar
presentaba. Entonces se dieron cuenta, la situación era terrible, más aún de lo
que imaginaban. Los ruidos desgarradores, los gritos de dolor, la gran cantidad
de energía maligna que emanaba desde lo más profundo del subsuelo… y no se
trataba de que estuviesen matando a algún inocente… se mataban entre ellos…
voces y sonidos cuya humanidad era altamente dudable… eran miles… millones…
—Y no sólo es eso,
Haruka. —Mishiro sostenía su espejo en lo alto examinando el lugar a consciencia.
—Todas esas presencias malignas podrían parecer una sola en la distancia, pero
creo que son eso a lo que aquella mujer se refería como la “estela” de la
sombra, porque mi espejo puede identificarlos a cada uno independientemente.
Pero ninguno de ellos es el ente maligno que había detectado en un principio, y
dudo mucho que se trate de la “sombra” a la que se refería la anciana.
—Tienes razón,
Mishiro. Parece ser que ahora sí estamos en verdaderos problemas. Será mucho
peor que haber atravesado el infierno. Lo bueno, como aquella vez, es que tú
estarás a mi lado. —Guardó silencio y estrechó fuertemente la mano de su
compañera, mientras ésta apoyaba su cabeza sobre el hombro de la primera.
—Necesitaremos más ayuda de la que creíamos. Será mejor que salgamos de aquí.
Ambas asintieron y
empezaron a retirarse sigilosamente de aquel lugar. Pero su salida no fue tan
discreta como ellas esperaban. Una pequeña ráfaga de viento se atravesó en su
camino y un gran pedazo de roca cayó desde una torre y se rompió en pedazos,
uno de los cuales golpeó el hombro de Mishiro. No solo el golpe, también el
susto de lo repentino de lo ocurrido la obligaron a soltar un fuerte y agudo
grito de dolor. Y lo malo no fue el grito, sino el ensordecedor silencio que le
sucedió.
Fue menos de un
segundo lo que tardaron en reaccionar, pero fue justo a tiempo, justo antes de
que miles de pasos en estampida se escucharan subiendo por los túneles
subterráneos. Haruka y Mishiro cruzaron velozmente el destartalado puente y se
internaron en la vegetación. Completamente agitadas, pudieron darse cuenta que
la cantidad de pasos que las seguían habían disminuido, seguramente habían
delegado a un responsable en turno en el que tantos monstruos confiaban que
pudiera hacerse cargo de cualquier problema. Haruka dejó a Mishiro que se
adelantara mientras aprovechaba para echar una rápida mirada atrás y confirmar
sus sospechas. Y así fue. Una gran aleta y una larga cola de reptil se
levantaban sobre la altura de la hierba pronosticando la posible apariencia de
su único perseguidor.
Cuando Haruka le dio
alcance a Mishiro la hizo tomar un sendero alterno para despistar al monstruo,
pero ambas tropezaron. En el suelo descubrieron a una niña pequeña, tal vez de
unos 10 ó 12 años, muy desnutrida, y completamente inconsciente. Mientras
asimilaban su descubrimiento el monstruo apareció atrás de ellas descubriéndose
al paso de un alto follaje. Y no fue lo único. Frente a ellas, tras otro montón
de hierba crecida, un hombre completamente enloquecido y portando un arma
apareció gritando y amenazando al monstruo. Haruka y Mishiro rodaron en
direcciones opuestas, dejando entre ambas a la niña inconsciente, al monstruo y
al hombre desquiciado que le disparaba a éste vaciando su arma sobre él.
El monstruo no se
preocupó por esto. Las balas rebotaban en su piel sin hacerle el menor daño, lo
cual paralizaba de miedo a las chicas. Cuando el arma se quedó sin balas, el
monstruo sujetó al hombre y comenzó a extraerle la energía hasta que todo su
cuerpo se desintegró en miles de puntitos de luz azul que se dirigieron en
automático al hocico de la bestia. A través de la hierba, Haruka le hizo señas
a Mishiro. Era el momento de actuar. Entonces el monstruo se dirigió a la
pequeña que yacía dormida en el suelo.
—Por el poder del
planeta Urano ¡Transformación!
El monstruo se posó
sobre la niña y la olfateó para disfrutar del banquete que le esperaba.
—Por el poder del
planeta Neptuno ¡Transformación!
El monstruo levantó
a la niña sobre su cabeza, abrió el hocico y comenzó a extraer la energía
— ¡Tierra, Tiembla!
— ¡Maremoto de
Neptuno!
Los ataques de poder
tomaron por sorpresa al monstruo, que ante el impacto dejó caer a la niña.
Sailor Uranus saltó para atrapar a la pequeña en el aire antes de que se
hiciera daño, al tiempo que, esta vez, el cuerpo del monstruo convulsionaba y
estallaba en puntitos de luz azul. Ahora los puntitos penetraron en el cuerpo
de la niña a través de su piel.
— ¿Ella se encuentra
bien, Sailor Uranus?
—Parece que estará
bien. Con esos extraños puntos de luz ha recuperado la respiración y algunos de
sus signos vitales. Pero será mejor que la llevemos a un hospital para
asegurarnos que se recupere. Además, nosotras debemos salir de aquí.
Las dos Sailors
salieron del paraje y se dirigieron a su automóvil. Sailor Uranus colocó a la
niña en el asiento trasero y luego rodeó el carro para ocupar su lugar. Cuando
Haruka se puso al volante ya la esperaba Mishiro. El auto se puso en marcha y
se alejaron rápidamente de aquel terrible lugar…
Continuará…
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En el Siguiente sub-capítulo:
El primer plazo se ha
cumplido. Adrián cumple su promesa y él y Luis están muy próximos a hacer
contacto con las chicas. Pero algo sale mal. Una presencia en el túnel del tiempo
anuncia un final inesperado. Algo terrible está por ocurrir.
SM&SW-0.30: Proximidad; Una presencia en el túnel del
tiempo.
“Él” ha regresado… el final,
apenas es el principio…
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